El arquetipo “Underdog” es de los más famosos en la cultura popular. Se convierten en mitos, tanto clásicos como modernos: El pequeño David derrotando al gigantesco Goliath, el boxeador de segunda poniendo contra las cuerdas al imponente campeón mundial o el humilde equipo inglés de Los Zorros, alzándose con la copa de la Premier. Se debe a su principal característica, una empatía universal, la victoria del perdedor.
El anime no es ajeno a estos personajes, por el contrario, podemos considerarle como de los tropos más utilizados. Cuando se escriben bien tenemos figuras que pueden perdurar años en la memoria: Joe Yabuki, Simón e inclusive Rock Lee, sólo por nombrar a unos cuántos. Pese a que esta caracterización es utilizada desde hace un considerable tiempo, el compendio para definirlo todavía provoca disputas, se nota al discutirse sobre el valor de los protagonistas del Shonen, por lo tanto, primero conceptualicemos la denominación.
Por etimología, el Underdog es el triunfo del perdedor, aquellos que pueden tener algún talento para ciertas actividades, y sin embargo, están por debajo de quienes son considerados como los rivales. Carecen de lujos o comodidades siquiera medianas, ósea que bajo ningún caso pertenecen a la élite, suelen crecer en el extremo opuesto. Pueden ser astutos aunque carecen de motivación, una vez la encuentran, comienza su entrenamiento.
¿Naruto es un Underdog? Al menos en la primera temporada, sí. Su condición es de potencial en vez de talento, ser el Zorro le brinda mayor resistencia pero ha de esforzarse muchísimo más para entender aquello que sus compañeros tienen fácilmente por entendido. ¿Natsu es un Underdog? No, es de los magos más poderosos del gremio y en cada batalla exhibe un creciente potencial, eso sí, nunca talento.
El segundo cuestionamiento puede refutarse, a Natsu le dieron su poder, no nació con él, no obstante, la obra no muestra el entrenamiento que “realizó” para haber dominado aquellos dones. Esto me es clave, el autor espera que el espectador de por hecho la existencia de tal entrenamiento, sin embargo, hasta no ser mostrada o siquiera mencionada, nada nos indica la validez de la misma. En Naruto, durante los exámenes Chunin, se nos muestra y los personajes reflexionan sobre el entrenamiento al que se ha sometido el protagonista, no hay necesidad de dudarlo, ha existido.
La mención al talento está ligada a la creatividad, Natsu nunca demuestra un manejo novedoso de sus poderes más allá del encadenamiento de movimientos, en cambio, los participantes del Examen Chunin exhiben constantemente un enfoque de pensamiento para llevarse al límite de sus capacidades, el entendimiento del razonamiento de los rivales para planificar como contrarrestarlos, de qué formas podrán ponerse en ventaja durante el enfrentamiento.
Suele estar acompañados por la figura del mentor. Aquel talentoso superior que encuentra en el Underdog una oportunidad tanto para él como para sí mismo. Los numerosos tutores de Naruto, Yoda para Luke Skywalker o el ejemplo por antonomasia, Danpei tange. Esta mención la utilizaremos para la última característica, la razón.
Usualmente los héroes tienen cierto objetivo, aspiran hacia algo y por ello entrenan. De hecho, el camino del Underdog es un viaje del héroe destilado, la más notoria omisión es “El Elegido”. Un Underdog puede o no tener un objetivo, personalmente considero de más valor cuando carecen de uno, porque refuerza la idea de venir de la nada para ir por el todo. Joe Yabuki tiene talento para el boxeo, sin embargo, nunca ha considerado profesionalizarse en tal, sólo hasta que fija como objetivo derrotar a Toru Rikishi.
En últimas el Underdog logra su objetivo. Es un tipo de héroe cuya victoria es más significativa porque tienen un origen más desfavorecido, se sometieron aún entrenamiento más arduo para enfrentar batallas más duras. Es el recordatorio universal de que cualquier triunfo puede lograrse con la suficiente dedicación.
Irónicamente la mayoría de estas conceptualizaciones previas no son aplicables al caso particular del análisis, igual serán útiles para algún próximo reportaje donde retome esta denominación. Ahora sí, adentrémonos al infierno, el inframundo de El Juego.
Tobaku Mokushiroku Kaiji es una serie manga escrita y dibujada por Nobuyuki Fukumoto, publicada desde 1996, un portento de la industria con más de 23 millones de copias en circulación. Una fama arraigada en la sociedad japonesa, hasta entre quienes suelen ser ajenos al manga, y con una cierta popularidad fuera del país, siendo particularmente conocida en occidente gracias a la adaptación anime.
Dividido en 5 sagas, actualmente la quinta en publicación, Madhouse animo las dos primeras en dos temporadas de 26 episodios cada una, emitidas en 2007 y 2011. Actualmente no hay ni rumores de una adaptación para las demás partes (y considerando el estado actual del estudio, tal vez sea mejor así (a lo mejor Mappa…)). Me centrare únicamente en la animación, doy por hecho que la has visto, en caso contrario insto encarecidamente verla.
Kaiji es reconocida por ser un trabajo emblemático de los juegos mentales, especializada en peligrosas apuestas, debido a las extraordinarias condiciones que rodean tanto al planteamiento como a las consecuencias. Clasificable para algunos como psicológica, thriller o Seinen, todos válidos para describir el mismo tono, denso suspenso.
Me encanta el anime por las numerosas formas que iré desentrañando, sin embargo, la razón de este análisis es por el abordaje que realiza magistralmente, y de un modo que no suele ser común, sobre el Underdog. No por victoria o ensalzamiento, al contrario, el mantenimiento de su posición.
La serie comienza con el querido narrador realizando una simple y contundente declaración “Han pasado tres años desde que vino a Tokyo. Itou Kaiji es un vago”, su vida cotidiana transcurre entre alcohol barato y apuestas callejeras, para liberar la frustración pincha autos de alta gama. Como remate de la situación, es interceptado por alguien que maneja apuestas, un conocido ha desaparecido y él está registrado como deudor. El camino a tomar está claro, lo que no imaginaba es que se adentraría a un pozo del que no sería capaz de salir.
La anterior descripción ya clasifica a Kaiji como un evidente arquetipo, así es, Underdog. Carece de algún objetivo, el día a día sólo dedicado a sobrevivir, un entorno deplorable, apartamento con botellas vacías y logotipos de autos de marca. ¿Y el talento, conflicto con el adversario? Kaiji es un Underdog más general, es un perdedor en la vida.
A Endou sólo le basta un vistazo para percatarse de sus condiciones, sirviendo como carnada perfecta para proponerle el Faustino trato. Tienta a Kaiji al darle un propósito de vida, la posibilidad de alejarse de estas condiciones, convertirse en lo que tanto aspira, un ganador. Sin necesidad de entrenamiento o práctica, será una carrera con sus conocimientos, astucia, creatividad e inteligencia. Es momento de demostrar que puede ser un campeón.
El primer juego “Piedra, papel y tijeras restringido” (Gentei Janken) sienta un precedente para la obra y la primera saga. En relación a la primera saga, es el aviso de apuestas particulares, no típicas, nuevos juegos que ponen a prueba el rápido entendimiento de cada participante sobre las reglas y cómo utilizarlas a favor. Así mismo sus condiciones permiten la existencia de las variables intrínsecas que estarán presente en cada juego y que terminarán inclinando la balanza, la moralidad de los participantes.
Kaiji podrá ser un perdedor, pinchar autos de tanto en tanto, eso sí, de reconocidas marcas, reflejando un desprecio hacia la “clase dominante/triunfadora”, pero ni siquiera en los momentos más oscuros y extremos fue capaz de renunciar a un sentido moral o de hundirse en la indiferencia. Eso lo separa de la mayoría de los apostadores a quienes enfrenta, no importa que tanto anhele la victoria y quiera escapar de la situación, no comete aquellos actos que considera incorrectos, algo tan admirable como ingenuo. Encajando en el comportamiento del héroe, reforzando todavía más su arquetipo de Underdog.
Durante el enfrentamiento del Gentei Janken, la metodología sobre las condiciones de victoria sirve de plus adicional para encontrar aliados aunque se gane enemigos. Kaiji paga caro su ingenuidad al comienzo, quedando en una cuerda floja que serviría como golpe de realidad, logrando el comienzo de su esfuerzo por descifrar las mecánicas tras bambalinas de cada apuesta. También debería haber servido para endurecer su corazón y así hacer frente a futuras traiciones, pero como héroe que es, fue algo de lo que nunca pudo deshacerse.
Kaiji idea una muy inteligente estrategia, y pese a estar en constante presión por múltiples amenazas, no desiste en hallar una vía de escape, evade constantemente la derrota, sin embargo, su última maquinación requería de lealtad, y vuelve a ser traicionado. En un desesperado movimiento se convierte en otro sobreviviente a último segundo de la larga noche en el Espoir, no sin liberar a otra persona, una declaración sobre cómo no perderá su humanidad.
Ha terminado el primer juego, nuestro Underdog ha demostrado ser alguien astuto y con un sentido moral. ¿El resultado? 4 meses después está trabajando en una tienda de conveniencia, tiene una deuda aún más grande, inclusive es acusado de ladrón. Endou ni siquiera tiene que esforzarse, sabe que Kaiji está frustrado, sus ansías de triunfo están hambrientas de una nueva oportunidad, otra apuesta, cree haber aprendido la lección y estar preparado para esta vez no dejarse embaucar, las ansías de ser un triunfador lo mantienen ardiendo.
El segundo juego “Derby Humano” se divide en dos partes: La competencia general y la particular. La particular es una variante de las reglas de la primera, donde se elimina una regla para permitir un mayor riesgo. Contrario a los dictámenes de la anterior competencia, no hay una estrategia ni densa lógica detrás de las reglas, de hecho, sólo hay una única inferencia que se apoyará sobre la moralidad de los participantes, si son capaces de hacer daño hacia otra persona para alcanzar la victoria.
Tal como esperaríamos, Kaiji no sería capaz de cometer tal acto, logra superar el primer juego pero no bajo las condiciones de victoria a las que aspiraba, deberá acceder como voluntario a la segunda parte si quiere alcanzar un estatus. Vale arriesgar la vida con tal de alcanzar LA vida.
Los resultados del segundo “Derby Humano” sólo tienen como ganador a Kaiji, al parecer es quién más ansiaba sobrevivir, o mejor, el único que fue capaz de mantener la estabilidad mental para atravesar tan difícil prueba. Sin embargo, en los 2 enfrentamientos acontecidos sus contrarios han sido similares, hombres ahogados en la tormenta de las deudas, duramente podría considerarse que son más talentosos que el mismo Kaiji. Aún falta la demostración de la característica más importante, la victoria contra el adversario superior.
El tercer juego “E-Card” tiene una importante variante, Kaiji ahora se enfrenta contra Tonegawa, quien fue el organizador de las 2 noches extremas en las que ha participado. Es temporalmente a efectos prácticos, la personificación del adversario, el culpable de todas las desgracias de sus últimos meses, ganarle tendrá efecto doble, el escape de su condición y la validación Underdog Una victoria del desfavorecido contra el favorito.
Acontece un tenso enfrentamiento mental entre dos sólidos contrincantes, táctica tras táctica dedicada a guiar el curso de los pensamientos, esforzarse por prever cuál será la inferencia que está realizando el adversario. Tras una cantidad de tiempo que parece infinita, de reflexiones sociales y amenazadores faroles, Kaiji se alza con la victoria.
Parece ser el final, Kaiji lo ha logrado, está con vida, sano hasta cierto punto, tiene el dinero para saldar la deuda, se ha vengado de quien fue su contrario, o eso pensaba, el castigo impuesto a Tonegawa por orden de Hyoudou, le aclara quien está más alto en la escalera. El auténtico culpable de todas sus desdichas, el líder de la organización, la noche aún no termina.
Aquí es implantada una duda al espectador ¿Kaiji está combatiendo para recuperar el honor por sí mismo y todos aquellos que han caído en esas 2 trágicas noches? O ¿Son sólo excusas para justificar su adicción? Aunque sea cual sea la respuesta no cambiaría su estatus como Underdog. La primera elección le añade más heroísmo y valor, mientras que la segunda sólo ratifica su condición perdedor, nunca he mencionado que deban tener algún inquebrantable código moral, de hecho, es usual que tengan demonios más arremetedores.
Personalmente considero como respuesta a la segunda interrogante, el hecho clave lo encuentro posterior al final del enfrentamiento. Después de perder contra Hyodou en un juego que el mismo diseño y donde por primera vez hizo trampa (justificado en estarse enfrentando alguien que merecía ser derrotado sea cual sea la forma), escapándosele todo aquello que tenía asegurado unos minutos atrás, los demás apostadores que le han acompañado opinan lo mismo “se hubiera retirado” y “de seguro está arrepentido”. Así es, Kaiji está arrepentido, pero no por haber apostado ni por no retirarse a tiempo, lamenta no haber previsto la jugada de Hyodou, lamenta haber dejado escapar su oportunidad de victoria.
Un tipo de pensamiento que sólo puede calificarse como característico del ludópata. De quienes no ven el error en la acción sino en el razonamiento, deplorar porque no han visto algo aparentemente muy evidente, la que será una chispa a la promesa “A la próxima no lo pasaré por alto”.
Fin de la primera temporada. El perdedor de Kaiji ha triunfado y perdido contra los superiores, especialmente ha encontrado un objetivo para su vida: superar a aquellos que están encima y asegurarse una posición cómoda para el resto de su existencia; tan sólo le ha costado un aumento en la deuda, pérdida de dedos y una oreja, el hundirse más en sus adicciones.
La traducción al inglés del subtitulo de la segunda temporada es “Against All Rules” en español “Contra todas las reglas”. Puede parecer sólo un agregado para dotarle de más intensidad, no obstante, es una declaración que puede interpretarse como una advertencia de lo que va a acontecer. Los juegos de la segunda saga han sido contaminados, el final del último será la influencia sobre las mecánicas de los próximos, la cuestión no es entender las reglas sino las defensas del adversario.
A lo que me refiero es como los 2 juegos, el Chinchirorin y el Pachinko, parten de no tener una base justa, al contrario de la primera temporada donde tenía una serie de reglas que los participantes debían utilizar a su favor, ahora ambos juegos están trucados, son a favor de la Casa. Kaiji debe desentrañar como sacarles provecho para dirigirlos en contra de los dueños.
Aunque no cuenta la mejor situación, al contrario, está en su peor momento. Se ha encontrado con Endou y pide otra oportunidad para apostar (recordar su actitud por el desenlace del anterior juego), este decide mandarlo al hoyo porque la situación tampoco se puede permitir otra vía de escape. Allí, en el fondo de la sociedad, toma consciencia sobre cómo no sólo su abstracto futuro de ganador está en riesgo, se está volviendo a jugar la misma vida, y además en un sentido desgastante, en el Derby humano aquello terminaba en cuestiones de minutos, en el subterráneo lo encontrará en meses.
Triunfar en una apuesta completamente construida a que el resultado sea una certeza, el escenario ideal para un Underdog. La victoria debe demostrarse enfrentando al mismo juego, no probabilidades ni esperanzas sino un sistema dedicado a la derrota. El tamaño del reto es tal que no puede resolverse solitariamente, se necesitan aliados, Kaiji debe lograr que confíen en él.
Llega la emocionante partida, Kaiji desvela cuál es el truco, el cómo ha logrado descifrarlo a partir de unos apuntes, logra desbancar al mayor superior en el fondo de la sociedad, ahora tiene un estatus heroico, se convierte en el símbolo de los desposeídos. Le espera una prueba más, valer todo ese apoyo que le han brindado sus compañeros, no triunfar para ser un ganador sino para mantener la libertad propia y de los suyos.
“El Pantano” es mil veces peor que el Chinchirorin, aquel tenía pocos trucos y con la suficiente calma podía verse a través de sus capas. Mientras que la máquina de Pachinko es una fortaleza impenetrable, el fracaso de Sakazaki es una demostración de cómo una estrategia sencilla no sería suficiente, sólo lo sumiría en la miseria. Debía ser una apuesta arriesgada, la mayor hasta la fecha, la cantidad en juego es mareante, la que hace tiempo hubiera pagado las deudas, es todo o nada.
El plan de Kaiji es de los más intrincados, rebuscados y arriesgado de la historia. Porque si bien tiene pocos elementos involucrados a comparación de similares con escalas bélicas, es impresionante considerando el contexto y factibilidad. Puede parecer una locura más no deja de haber una posibilidad, lejana y con mil formas de verse truncada con alguna mera casualidad, pero, es todo lo que les queda, a Kaiji, Sanazaki y Endou, nuevamente, todo o nada.
La ejecución es de infarto, cada obstáculo fue superado después de una sobrada dedicación, Kaiji parece imparable superando todo en lo que confiaba Ichijo, se acerca a la victoria, pero mientras más corta es la distancia más parece alejarse, una inverosímil contradicción. Ha llegada a una ridícula frontera, aun así desgraciadamente ocurrida, al suspiro de la gloria.
El Underdog podrá girar usualmente alrededor de las ideas del esfuerzo y la dedicación, al cómo los enfrentamientos se deciden por astucia y poder, donde la suerte parecería no tener cabida, no obstante, está es en últimas consecuencia de acciones ignoradas y actos no previstos, posibilidades con las que no se contaba ni esperaba, podrán ser golpes fortuitos, una coincidencia, e igual ocurren.
Llega la suerte a Kaiji para el último tramo, aunque no le garantiza una instantánea victoria y todavía debe angustiarse unos minutos más, es el empujón a la victoria. Ha logrado superar lo imposible, después de varios imprevistos sobrevive al casino por todo lo alto, para los demás clientes es un héroe, en el inframundo es una leyenda, para sí mismo por fin se siente como un ganador.
Fin de la segunda temporada, Kaiji ha logrado su mayor victoria contra un sistema aparentemente infranqueable, no hay mayor argumento para llamarle Underdog, literalmente triunfa contra todas las posibilidades. Tiene el dinero y podrá dedicarse a vivir cómodamente… ojalá. Nuevamente traicionado y con sólo un puñado de efectivo, vuelve a dedicarse al juego, la excusa es querer recibir apropiadamente a sus compañeros más no puede evitar esconderse de la vergüenza. Al final es quién más consciencia tiene sobre su condición, ha escapado del inframundo más sigue en medio de un oscuro abismo.
El Underdog puede tener un final gris, en los ejemplos que mencionaba al principio del reportaje está el más famoso entre todos ellos, no obstante, la norma general es que pase lo que pase mientras se cumpla con lo propuesto. Kaiji ha ganado y podrá sentirse como un ganador, más tiene consciencia que es efímero, se oculta avergonzado porque no ha cambiado, sigue siendo el mismo perdedor, aquel que vivía de apuestas y alcohol barato, sólo que ahora ha conocido la auténtica adrenalina, la posibilidad de cambiar su futuro en un instante, tentáculos largos que le mantendrán ahogado. Ha salido victorioso contra todas las posibilidades, y aun así le deparan obstáculos mayores, enfrentarse a la vida sin necesidad de arriesgarse a otra apuesta, acontecimientos que lo terminarían llevando a 34 fichas que esconden infinitas posibilidades.
La figura del perdedor es un recordatorio que cualquiera alcanza la victoria si se esfuerza lo suficiente, pero no una garantía de ser una mejor persona, sana e integra con los demás y hacia sí misma. Kaiji es de los Underdog más representativos por la ejemplificación de esta declarativa. Ha triunfado, no se ha superado.
Quienes han acompañado a Kaiji en todo este viaje tiene una característica en común, perdedores, hombre sumidos en las apuestas por consecuencias de malas decisiones, desde los participantes del juego de piedra, papel y tijera hasta Sanazaki en la lucha contra “El Pantano”. Un compendio que reúnen numerosas características del ser humanos: leales, traicioneros, rectos, ladrones, comprometidos o desapegados; curiosamente no hay ninguna persona en toda la obra que sea completamente recta, lo más cercano es Kaiji por no dejarse ahogar por la indiferencia y de él ya sabemos los demonios que enfrenta.
Aunque debería realizar una corrección, con tal de enmarcar a todos los personajes secundarios. La diferenciación no debería ser sobre “rectitud” sino “libertad”, podemos considerar como todos los mencionados perdedores también pueden ser llamados “prisioneros”. No son libres, son esclavos del juego, de la ilusión de la victoria asegurando la vida fácil. Y el concepto se ajusta al detalle con los otros aún no mencionados, aquellos que también perdieron pese a no ser parte del grupo de adictos, los miembros del grupo Teiai.
No son rectos pero tampoco inmorales, por eso son presentados como el contrario de los deudores. Tienen una situación económica favorable, con varios hombres como subordinados, imponen respeto y temor, sin embargo, pertenecen al grupo Teiai y lo que es más, no tienen una libertad de acciones, de tener una equivocación y poder aprender del error, sino ser condenado por este. No son libres, a su forma, también son perdedores.
He ahí una de las mayores bazas de la obra, pueden presentarnos alguien aparentemente poderoso y seguro, más unos cuántos empujones y estará en la misma situación del protagonista. Arriesgará todo en una apuesta, donde la pérdida le colocaría entre quienes despreciaba, hay un resquebrajamiento sobre la ilusión del triunfador y la seguridad. Endou el culpable de arrastrarlo al infierno lo ayuda en el mayor golpe, Tonegawa mente detrás de las 2 cruentas noches es sólo un peón que sufre a manos de Hyodou, el seguro de Ichijo está condenado a pasar el resto de sus días en el inframundo. Aparentemente sólo el presidente es quién se encuentra en una posición segura.
El discurso de Hyodou es la defensa del poder, puro y duro, presumir tener bajo su control a las personas, y podríamos decir que fue el único ganador, más al final de la segunda parte se encuentra disgustado porque algo que no preveía ha pasado, ni él puede controlar todo lo que pasa, no es dueño del destino por mucho que quiera serlo, para sus términos también ha perdido.
Esta demarcación social también se vio reflejada en las apuestas. El Derby Humano sólo fue entretenimiento para una clase superior que sólo puede hallar satisfacción en el sufrimiento ajeno o la E-Card siendo una metáfora directa sobre el valor de los Perdedores. No quiero realizar spoiler pero la cuarta saga está fundamentalmente construida sobre un juego completamente dedicado a probar el valor de las relaciones del ser humano.
Yuuzou Satou, el director de ambas temporadas, hizo una impresionante labor de la obra como adaptación, evitando ser sólo una representación visual del material original. La dirección potencia la distribución de paneles, donde se mantiene el suspenso y enfila mejor el uso de ángulos en picada para la demostración de superioridad, sobre cómo en cierto momento alguien se encuentra en una mejor posición en la apuesta, para después de algún movimiento quedar por debajo, una dicotomía visual de sube y baja, brindándole visualidad al enfrentamiento de inferencias.
Además de la valiosa decisión de darle sonido a las famosas onomatopeyas, no quiero imaginarme cómo hubiera sido este programa sin el representativo ZAWA ZAWA, también la conservación del diseño tan original de los personajes. En conjunto no es un enfoque desde la animación sino de dirección y ambientación, sin dudas, lo que merecía el manga.
Kaiji, el triunfador, sobreviviente y perdedor, adjetivos contrarios, que adquieren sentido después de ser espectadores de su difícil lucha. El Underdog que ha superado al destino y fracasado contra sus impulsos, una figura capaz de entrar a un terreno casi místico y aun así no deja de tener los pies sobre la tierra, es humano, más humano que la mayoría de los congéneres del arquetipo. Como lo demuestran las derrotas de los grandes que sobrepaso, el individuo puede encerrar victoria y fracaso, tener estrategias para al final depender de la suerte, contar con una fuerte voluntad para no olvidar su humanidad mientras se las arregla en condiciones imposibles, tener conciencia sobre no rendirse para confiar el futuro a un par de dados.
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